lunes, 25 de agosto de 2008

LA ATALAYA DOMINICAL

A veces quisiera tener en mis manos una versión de la biblia que utilizan los Testigos de Jehová, ya que en algún lugar del Éxodo 20 debe haber escrito un mandamiento que diga “JODAN A SU PROJIMO TANTO COMO PUEDAN”

Es posible que Moisés al hacer su transcripción de la tabla que Dios le entregó, por delicadeza omitiera este inconfundible e inolvidable mandamiento y que algún gurú de la iglesia de los Testigo de Jehová con un PHD en arqueología haya encontrado la tabla original, reincorporando esta ley a la Biblia que utilizan, pues no entiendo el fervor con el cual sus misioneros nos joden la vida lo mejor que pueden.

Sin mayor preámbulo paso a relatarles la historia de hoy.

Me casé muy pero muy joven, en esa época de mi vida y no es que eso haya cambiado con los años, ella y yo no dependíamos de muchos recursos económicos, por lo que nos vimos forzados a mudarnos en una casa que tenía mi ex-suegro en el Ensanche Ozama, de la Zona Oriental de Santo Domingo (del otro lao del puente).

La casa era enorme, tenia un solar casi de 2,000Mt2, para accesar a ella había que tirar una puerta de hierro bien pesada y luego abrir otra reja junto a la cual se encontraba el timbre de la casa, no había acceso hasta la puerta principal.

Solo tenía 22 años de edad, me defino en esa época como un muchachón inmaduro y complicado, con muchas energías, a quien gustaba demasiado salir a la calle de noche con los tigres…

La Doña para ese tiempo se encontraba en estado esperando a nuestra primera hija (Andrea Michelle), por lo que cada vez que me escabullía y me largaba a la calle, la dejaba en la casa solita, obteniendo con ello unos cuantos puntos y millas acumuladas a mi favor para mi viaje final al infierno JAJAJA.

Reconozco que no me portaba del todo bien y que mi actitud no era la mejor, pero no le puedes pedir higos a un olmo, era un carajito inmaduro y generalmente hacía lo que me daba la gana.

Por suerte uno crece y cambia, esta aclaración la hago por si acaso por ahí hay alguna chica interesada en cargar con este gordito fresco, chulo y amoroso, jajajaja, aprendí a portarme bien :P

Cada vez que me largaba la doña se ponía como el mismo diablo, pues con razón para estarlo no entendía mi necesidad de fraternizar con mis amigos, con los cuales me juntaba sin ella por lo menos 1 vez cada fin de semana.

A pesar de lo anterior, la pobre se tragaba su ira y no me decía nada, aunque al otro día me tocaba pagar las consecuencia, no me hacían desayuno, comida o cena y cualquier apresto de cariño por mi parte era rechazado, ya saben me mandaban a dormir para los pies, jajaja.

Todos los domingos nuestra morada recibía la visita de 2 misioneros de la Iglesia de los Testigos de Jehová, quienes con sus Atalayas en las manos, llegaban puntuales como un reloj Suizo a las 9:00 A.M., abrían ellos mismos la puerta de hierro y tocaban el timbre.

Yo generalmente a esa hora estaba durmiendo la resaca del día anterior, por lo que ni me enteraba, la doña los hacía pasar y se sentaba con ellos por espacio de una hora.

La rutina se repetía siempre….

Recuerdo un día de mi cumpleaños en el cual salí a cenar con mi esposa, tras una agradable velada, regresamos a la casa como a las 11:00 P.M..

La pobre ingenuamente pensaba que por la hora nos íbamos a quedar a compartir el resto de la noche juntos, pero yo tenía en agenda planeado un viajecito por Neón (la discoteca de moda) para seguir celebrando con los tigres.

Bueno, llegamos a la casa y entré con ella, esperé a que se pusiera su Pijama y se durmiera, tras lo cual me volví a cambiar en el baño de afuera y salí disparado en parranda.

Para mi desgracia cuando uno se va a portar mal no hay planes infalibles, esa noche hubo un apagón (interrupción del servicio eléctrico) más prolongado que lo común, ella a causa del calor y los mosquitos se despertó y notó mi ausencia… ¿No tengo que explicarles como se puso la doña verdad?

Ella por primera vez en su vida se dispuso a esperarme despierta, yo llegué como a las 5:00 A.M. listo de un jumo… al abrirse la puerta estalló el pleito como una bomba atómica, mis sentidos estaban tan mal que solo pude divisar el hongo nuclear que se generaba, mientras ella ejecutaba el plan de pleito que llevaba en mente por las últimas 3 o 4 horas.

No hubo discusión pues solo 1 de los 2 estaba hablando, cuando terminó de pelear, me retiré a la habitación donde caí rendido en poco tiempo.

A las 7:00 A. M. bien molesta se montó en su carro y se fue a la casa de los suegros, abandonándome a mi propia suerte en el largo día que me esperaba durante el proceso de recuperación por resaca.

Yo dormía, mientras que, como cada domingo, el timbre sonaba…, eran los misioneros de la Iglesia de los Testigos de Jehová, el eco retumbaba en mi cabeza como una granada, yo decidí ignorarlo y quedarme en la cama.

Pero nooooo, repitieron la operación unas 20 veces, con cada una de las cuales sentía un punzón en el cerebelo, yo solo pensaba “ESTO NO ME PUEDE ESTAR PASANDO A MI”

Me paré de la cama medio atolondrado sintiendo como mi cráneo se explotaba, el tufo a alcohol hasta yo lo sentía, tras lo cual me dirigí a la puerta y la abrí.

Ante mi encontré a estos 2 individuos, quienes con biblias y revistas en las manos me preguntaron por la doña, con la esperanza de que se marcharan les respondí que no se encontraba y cuando estaba a punto de cerrarles la puerta en la cara e irme a dormir, insistieron preguntando si podían pasar…

Los miré sorprendido, no entendía que no se dieran cuenta de mi estado, no obstante esto los hice pasar para ver querían conmigo.

Nos sentamos en el comedor y comenzaron a predicar.

“Que bueno que usted esta aquí” dijo el primero, “hemos venido muchas veces y no teníamos el gusto de conocerlo...” ¿Sabía usted que Jehová le ama? Nos congregamos en un templo que está aquí al doblar, sería bueno que asistiera”

Me pueden creer que a pesar de que oí todo lo que dijeron, no escuché ni un pío, solo sentía punzones en mi cabeza, creo que para ese momento mi esposa en una ceremonia vudú conjuntamente con mi suegra, estaban jugando con un muñeco de trapo y unos alfileres.

La perorata de los misioneros no parecía terminar NUNCA, se me hizo infinita, duraron como 1 hora conmigo, al cabo de lo cual, como lo harían 2 secuestradores cobraron su rescate hiciendome compra una revista Atalaya, la cual pagué rápidamente temiendo que si no lo hacía, me privaran de mi libertad por una hora más (me sentí extorsionado).

Finalmente como a las 11:00 A.M. se marcharon… yo con mi resaca me dirigí a mi habitación para al fin conciliar el sueño.

A las 12:00 P.M. llegó la doña con unos sobrinitos que no me iban a dejar dormir hasta bien entrada la noche y con una risa en la cara me preguntó, ¿Te gustó la visita?

ENTENDI QUE TODO ERA PARTE DE UN PLAN MACABRO PARA COBRAR LO QUE HABIA HECHO LA NOCHE ANTERIOR…

El fin de semana siguiente, los misioneros regresaron para seguir JODIENDOME LA VIDA y cobrar el rescate…