jueves, 12 de octubre de 2017

LA RUBIA PLATINO, EL OGRO Y EL AMARGUE DEL GORDITO.. SEGUNDA PARTE

De nuevo en la esquina del bar desde donde Platino lo había reclutado, el Gordito se sentó, al tiempo de que absorto repasaba los hechos recién sucedidos y se preguntaba:

¿Será el Karma?

¡No puede ser… Si yo no puedo haber sido tan malo en mi otra vida! Es que las vainas que le pasan, solo se comparan con las que se merecen Adolfo Hittler, Ramoncito Baez, Joaquín Balaguer, Nicolás Maduro, Donald Trump o Trujillo.

¿Será que su última Ex se pegó un viajecito a San Juan y le hizo un trabajo con su brujo de cabecera?

¡No es factible! Ella fue quien decidió dejar la relación y él definitivamente no se lo había ganado.

¿Qué será?  Tal vez Juan Lamour, Nostradamus resucitado, Nuria Piera o Cristo (Si es que existe), puedan contestar... Mientras tanto la nube negra que viaja sobre él, replicaba el Diluvio Universal por enésima vez.

Sumido en su mala suerte, trató de retomar la paz que había ido a buscar a ese establecimiento, lo cual a pesar de haberse sentado en posición de loto, haber repetido 1,000 mantras, no consiguió.

Estando en eso el tiempo transcurrió y de repente llegó la hora del cierre, apagaron la música, sacó su cartera, pagó la cuenta y justamente cuando se disponía a abandonar el recinto, Alex (el Clon de Sean Penn) lo detuvo en la puerta y le señaló el sillón donde horas antes se habían suscitado los fatídicos hechos.

Allí yacía Platino, quien en su viaje etílico transcurría en los bazos de Morfeo.  Es increíble la transfiguración que sufrimos al dormir, en ese momento ella evocaba la imagen perfecta del bebé de las etiquetas de compota (Gerber).

Alex le exigió al Gordito que se la llevara, “ella no puede dormir aquí” dijo…, el Gordito abrió los ojos como 2 monedas de medio peso, mientras juraba que no sabía nada de ella, ni su dirección, ni su teléfono o cualquier otro dato que sirviera para enrumbarla a su casa.

A Alex no le importó nada, mientras lo obligó a llevársela.

En esa discusión, entre los 2 la cargaron y la introdujeron dentro del Pegote (el Peugeot que sirve de transporte al Gordito), al cerrar la puerta del pasajero, los problemas de Alex habían cesado y comenzaba la segunda parte del suplicio del Gordito.

Mientras Platino roncaba, el Gordito se rompía la cabeza buscando que hacer con ella.  Revisó su cartera, tomó su celular para buscar algún número a donde llamar, de repente el Mastodonte estaba más calmado y la podía retornar como mercancía averiada, pero para su desgracia, estaba descargado.

     ¡NOOOO ESTO NO ME PUEDE ESTAR PASANDO A MIII!

La otra opción era llevársela a su casa, posibilidad que el Gordito desechó de manera inmediata ante el prospecto de que su ex, haya estado en las mismas que él y en un ataque de nostalgia etílica se apareciera buscando una reconciliación.

¿Qué hacer? ¿Qué hacer?

Con ella a su lado, deambuló por la ciudad por espacio de media hora, hizo miles de intentos infructuosos para despertarla y nada!

En su transitar pasó por el frente de un hotel propiedad de uno de sus clientes, se detuvo, estacionó el Pegote y se dirigió al lobby.

La cara del Gordito delataba cuan contrariado se encontraba, al entrar el encargado que lo conocía, le dijo:

¿Doctor cómo lo podemos ayudar? 

El Gordito para responder trató de organizar sus palabras, no quería enviarle un mal mensaje a aquel subalterno de su cliente, pero por más que trató, no encontró como adornar la historia, por lo que se limitó, sin dar detalles a solicitar una habitación.

Llenó un poco de formularios, pagó el importe de la estadía y se dirigió al carro a buscarla.  Trató nuevamente de despertarla y nada…

NOTA: A veces me pregunto ¿Cómo es posible que el romo le de tan duro a algunas personas?  Coño a mí nunca me ha matado de esa manera y miren que en esta vida he consumido cualquier cantidad…

Al no encontrar respuesta, la sentó como pudo en el sillón, hizo un esfuerzo sobre humano y la cargó, en aquel momento Platino obedecía al nombre de Dalila, mientras que el Gordito al tenerla cargada se sintió como Sansón sin su cabellera.

Es increíble como hasta algo puramente físico como el peso de una mujer, es relativo, porque el Gordito puede jurar con la mano derecha levantada, que en circunstancias sexuales/reproductivas ha cargado  más peso de ahí, sin ningún tipo de consecuencia y en ese momento Platino que no es de contextura gruesa, estaba más pesada que la economía del país.

Entre sudores y el dolor de espalda, entró al lobby con ella en brazos, casi sin aliento le pidió al encargado que viniera con él y le abriera la puerta de la habitación.

El encargado puso cara de espanto, pero no dijo nada, tal vez debido a que por su tipo de trabajo estaba acostumbrado a atestiguar todo tipo de situaciones.

Los 3 transitaron un pasillo angosto del hotel, el Gordito hacia malabares para que Platino no se golpeara la cabeza con la pared, llegaron a la puerta y la abrieron, el Gordito entró, la dejó caer en la cama y tomó una bocanada de aliento, mientras el empleado abandonó el aposento.

El Gordito encendió el aire acondicionado, la acomodó en la cama, por un momento pensó desnudarla, pero luego desistió limitándose a quitarle el calzado y las medias.

Eran casi las 4 de la madrugada y estaba cansado, resacado, amargado y contrariado.

Con dolor de espalda por el esfuerzo y de cuello por el stress, se debatió entre hacerse un lugar en la cama y dormir junto a ella, o largarse de una vez y por todas a su casa, para esperar el milagro de que su ex se apareciera a concederle el tan deseado CACAO (RECONCILIARSE CON EL).

El Gordito al tener plena conciencia de su suerte, se decantó por la segunda opción, pues de repente si se quedaba con ella, existía la posibilidad de que al día siguiente lo acusara de haberla abusado sexualmente, por lo que tras arroparla, abandonó la habitación y se dirigió a su carro.

Justo cuando estaba pasando por el lobby, el empleado lo detuvo y le dijo, “Usted no se puede ir de aquí, esa persona llegó con usted, en muy mal estado y el establecimiento no puede hacerse responsable y lo sabe”,  al escuchar eso el Gordito sintió como 2 nubes entraban en colisión emanando rayos y centellas sobre él, por ello elevó su grito de guerra y dijo “NOOOO ESTO NO ME PUEDE ESTAR PASANDO A MI…”.

Comprendió que era un prisionero de su circunstancia, por lo que para evitar cualquier sospecha o mal entendido, se acomodó en una silla del Lobby y en ella se dispuso a esperar que PLATINO saliera de su sueño  eterno.

Al sentir los primeros rayos de sol de la mañana, el gordito se incorporó de la silla que le había servido de lecho, de repente un dejo de optimismo lo embargó, tal vez por sus buenas acciones de la noche anterior y el mal rato que pasó antes, Platino reconocería en él, a un caballero digno de un intercambio de fluidos corporales.

Tomó la llave de la habitación y abrió la puerta para comprobar lo peor, la cama estaba vacía, junto a ella un charco de reflujo gástrico y desde el baño unos sonidos terribles similares a los de una persona en estado de agonía.

Entró al baño, aquella imagen de la etiqueta de las compotas Gerber era historia, la bella dama se había transformado en un guiñapo despeinado, mal oliente y resacado.

Ella llamaba a Juan (vomitada) regurgitando con todas sus fuerzas, en cada chorro se le escapaba un pedazo de vida, el Gordito al ver esto le puso una mano en la frente para sostenerla, hasta que no quedó líquido alguno en su anatomía.

Esto fue suficiente para matar el optimismo baladí que otrora lo había embargado.

Ella se incorporó y balbuceando dijo refiriéndose al Gordito “Mi marido me cuida”, tras lo cual se metió en la cama por espacio de 3 horas más.

A las 10:00 A.M., Platino se levantó, vio el reloj y se le metió un sentimiento de urgencia, ¡VAMONOS! ¡VAMONOS! ¡ME VAN A MATAR!, se calzó y salió huyendo de la habitación. 

El Gordito hizo lo propio y salió tras de ella, ya en el estacionamiento la alcanzó, le pidió que se calmara, se subieron al Pegote y se marcharon.

Ella lo dirigía cual si se tratara de una carrera en un carro público, llegaron a un edificio que estaba cerca, se desmontó y sin despedirse, como dice la canción de Sabina, se subió a la cola de una Harley con un tipo que parecía un Chulo de Playa, para desparecer en los anales de la historia y nunca más volver a dar señales de vida.


Esa experiencia demostró la veracidad del postulado que dice “ZAPATERO A SU ZAPATO”, si usted está amargagao porque lo sumbaron, no prive en chulo y mucho menos se deje tentar de Rubias Platino, que se cruzan para cortarnos la cabellera y dejar una cicatriz en nuestros mancillados egos.

LO PEOR ES QUE MI EX AL IGUAL QUE PLATINO TAMBIEN DESAPARECIO Y NUNCA ME BRINDO EL TAN ESPERADO CACAO…

FIN

jueves, 8 de junio de 2017

LA RUBIA PLANTINO, EL OGRO Y EL AMARGUE DEL GORDITO

A veces me pregunto ¿Hasta cuándo? Es que en eso de nubes negras que persiguen y momentos incómodos, el Gordito debe ser el Mesías. ¡Coño! es que sufre cada calvario y nunca se acaban, jejeje.

Les cuento que hará espacio de un año, una novia que el Gordito tenía, que le gustaba el equivalente 20º en la escala de Richter, le pegó uno de esos sumbones de los que se alimenta la industria musical, literaria y de bebidas alcohólicas. Uno de esos que hacen que de repente, hasta las rancheras y bachatas te gusten. ¡YA SABEN AMARGAO COMO UN PERRO!

Los seres humanos cuando terminamos una relación, sufrimos una locura temporal, no entendemos que casi siempre cuando las cosas no funcionan, todos los involucrados salen beneficiados con la ruptura. 

Aun así nos empecinamos en insistir, “Pedimos Cacao” (TRADUCCION AL CASTELLANO: IMPLORAMOS PERDON), llamamos por teléfono, colgamos, merodeamos lugares para ver si nos cruzamos con ella y muchas veces tratamos de salvar al otro de eso que tanto nos molestaba (QUE FUMAN, QUE BEBEN MUCHO, QUE PELEAN, SIGAN LA LISTA…).

¡Hermano, si las vainas no funcionaron, siga pa’lante, que yo sepa de amor no se ha muerto nadie! Pero no, la gente no aprende en cabeza ajena, hasta que no lo vives y lo sudas como una fiebre, no se te pasa.

Como imaginarán, ese día el Gordito andaba por el mundo arrastrando los pies, haciendo un esfuerzo para proteger su amor propio y no llamarla.

Su estrategia para mantener la mente ocupada, alejarse del teléfono, no meter la pata y evitar la putrefacción que un set de bachatas o rancheras, mezcladas con alcohol le podían ocasionar,  era meterse en Caciba, un bar en la Zona Colonial, donde solo ponen música apta para el consumo humano (ROCK).

Ese bar es una mezcla extraña, es algo oscuro, pero no tanto, sus paredes empedradas con un aspecto antiguo colonial y al mismo tiempo moderno por sus cuadros, butacas y sillones, la gente que lo visita es muy variopinta, no hay fronteras de edad, color, clase social o forma de pensar, creo que el lugar ideal para salirle juyendo a la mente y pasarla bien.

Como se imaginarán el Gordito es un habitual de ese establecimiento, Alex (el bartender QUE ES IGUALITO A SEAN PENN EN OLLA), solo de verlo traspasar el umbral, siempre apresura el paso y le sirve sin que tenga la necesidad de pedirlo, un trago de Dewars 12 a las rocas, ese día no fue la excepción.

Con su trago en manos se dispuso a desconectar el cerebro, para evitar una locura (llamarla o incluso caer por su casa) y se puso a escuchar música (Led Zeppelin, Black Sabbath, Yes, Rush, Iggy Pop, Blue Oyster Cult, The Cure, Etc...).

El plan era hacer exactamente eso y nada más, sentarse en su silla, tomarse 5 o 6 tragos y no pensar.

No había ninguna agenda oculta, al menos eso creía, ese día ni con toda la magia de Harry Potter, los hechizos de Merlín el Mago o el poder de una pastillita azul (Viagra), despertarían su interés por las mujeres.

Digo que al menos eso pensaba, porque de la nada apareció una rubia con ojos verde Mariguana, pelo suelto, en su atuendo de Gimnasio, quien se acercó, lo miró y le dijo “Yo te conozco”, su timbre de voz tuvo un efecto en el Gordito similar a un exorcismo, sufrió amnesia momentánea, se le olvidó su ex, el amargue y la disfunción eréctil producto de la tristeza.

“Yo soy JACKIE la ex de Mimo el amigo de tu hermano del Colegio” ¿No me recuerdas?  “Ahora vivo en Punta Cana y estoy de visita” ¿Me puedo sentar contigo? “No conozco a nadie más”…

Ella acercó su butaca, la puso junto a él, su brazo rosaba la piel del Gordito, el Olor de su perfume invadía el ambiente, cada palabra que decía repicaba en su cabeza como el émbolo de una campana, estaba perdido...

Le brindó un trago, con cada sorbo sus anatomías se acercaban más, al cabo de la 4 copa, ya eran ambos una masa uniforme, en ese momento se cambiaron de lugar y sentaron en un sillón bajo, que está junto a la puerta del bar y ahí se besaron.

El Gordito no podía creer su suerte, hasta pensó que el destino le había enviado un clavo nuevo y mejorado, para olvidar a su pasado amor.

Jugueteaban en el sillón frente a todos en una complicidad no común entre 2 personas que apenas se conocen, el tiempo se había detenido, el dolor por la ruptura había cesado, ya nada parecía importar.

De repente la puerta se abrió y el Gordito de reojo vio la  silueta de un señor con aspecto de Ogro, un monstruo de más de 6 pies de altura y 300 libras, que se abalanzó sobre ellos, mientras gritaba “QUE HACES BESANDO A MI MUJER”.

La campana en su cabeza dejó de sonar, el aroma del perfume se hizo imperceptible, sus cuerpos se separaron, el reloj comenzó a correr…, el hechizo se había roto. Mientras en la mente del Gordito solo resonaba su frase lapidaria que dice “NOOOOOO ESTO NO ME PUEDE ESTAR PASANDO A MI”.

En posición de total desventaja, aun sentado en el sillón, el Gordito recibió la presencia del Mastodonte, quien con una mano hacía ademanes violentos frente a su cara, y con la otra le reclamaba a ella, agarrándola fuertemente de un brazo.

Ante esta situación  el Gordito trató de incorporarse, lo cual logró luego de un gran esfuerzo, con trago en mano se puso entre el Ogro y la Dama, trató de razonar con él, quien de manera brusca lanzó un golpe que hizo que el vaso lleno de whiskey que el Gordito tenía en su mano derecha, volara reventando contra la pared.

El Gordito a quien en su barrio le enseñaron que el que golpea primero gana el pleito, aparentemente en un letargo alcohólico, porque en su sano juicio nunca se enfrentaría a un animal de ese tamaño, le propinó un golpe en la boca la más fuerte que pudo, sin lograr tan siquiera moverlo, al Ogro se le llenaron los ojos de odio y el Gordito se preparó para lo peor.

Para suerte suya, Alex saltó de atrás de la barra, el seguridad de la puerta hizo aparición y lograron reprimir (agarrar) al Mastodonte justo cuando estaba listo para matar al Gordito.

El bar completo se transformó en un hormiguero, varios amigos aparecieron e hicieron suyo el match, por lo que al “Marido” de mi nueva amiga no le quedó de otra que marcharse.  Mientras lo hacía vociferaba al decir “Te la regalo” “Quédate con ella”.

Pasaron varios minutos hasta que las cosas se calmaron. Ya cuando el río no estaba revuelto, el Gordito la escrutó y ella cual si no hubiese pasado nada, con una sonrisa en la boca, se limitó a decir “El es mi mejor amigo, es gay, le gustan los transgéneros”.

Como comprenderán ya el Gordito estaba fuera de los efectos del hechizo, la adrenalina segregada le había pasmado el efecto de los 4 tragos, su cerebro había recobrado su función, por lo que su respuesta no le satisfizo.

¿Cómo así? Ningún gay cela a su mejor amiga y mucho menos pelea por ella… Ese cuento ta raro ¿No?

Usted puede ser Amelia Vega en tangas y no vale la pena que maten a uno… ¡Ayyy no, mas pa’lante hay gente!  

En un acto de auto conservación, se alejó de ella, se colocó en la esquina del bar donde originalmente estaba y se puso a observar la nube negra que sobre él se cernía.

CONTINUARA…