lunes, 15 de diciembre de 2008

THE DAY AFTER

Estar soltero en estos tiempos puede tornarse en un blooper constate, ya que dependiendo de los grados de soledad, necesidad o actitud los hombres en su afán por llenar sus camas de manera casual, interactúan con los más variados y peculiares miembros del sexo opuesto.

Cada viernes nos echamos perfume, vestimos nuestras mejores galas, sacamos dinero del cajero y salimos en nuestros vehículos recién lavados en búsqueda de alguna chica con la cual podamos luego de unas copas intercambiar fluidos corporales.

Si tenemos suerte y logramos cumplir con nuestro objetivo, es muy probable que a la mañana siguiente nos veamos involucrados en una contrariedad como las que estoy acostumbrado a traer, por eso decidí contarles 2 anécdotas reales para que entiendan de manera gráfica a lo que nosotros, los solteros, nos sometemos.

HISTORIA I

Era jueves, salí de la oficina a eso de las 8:00 P.M., estaba fundido de tanto trabajar, por lo que decidí dirigirme a un bar al que acostumbraba a ir y tomarme unos merecidos tragos para descomprimir.

Mi camarero de confianza me recibió con un trago de Dewars 12, todo estaba perfecto, la música en vivo sonando, el lugar repleto y la gente bailando.

Como yo no bailo nada, hice lo que mejor hago, fui a la esquina de la barra y me dediqué a esperar como lo haría un ave de rapiña en espera de un suculento bocado.

No pasó mucho tiempo hasta que apareció una cara conocida, era una abogada con la que en el pasado había tenido un par de roces profesionales, no puedo decir que éramos amigos, pero tampoco puedo negarlo, entre ambos cada vez que nos encontrábamos se generaba esa química que solo se da cuando dos personas se gustan mucho.

Ella es una persona correcta y por demás educada, siempre en su lugar, nunca mal puesta, por esas razones siempre la había descartado como posible compañera casual, pues era demasiado buena para ser desperdiciada.

Llegó y me saludó, en los ojos se le notaba el brillo que mi presencia le generaba, por lo que ni tonto, ni perezoso le brinde el primero de muchos tragos.

Nos pasamos toda la noche hablando, entre insinuaciones de un lado y otro, el tiempo se nos escapó entre los dedos.

Ya la 1:00 A.M. con 5 horas de tragos ininterrumpidos y como mucho trabajo al día siguiente, nos despedimos, al verla subirse en su carro sentí como mi lujuria se sentaba en el asiento del pasajero y se alejaba con ella, yo hice lo propio y me dirigí a casa.

Estacioné el Pegote y subí a mi apartamento, al cabo de 30 minutos, exactamente cuando estaba cayendo en los brazos de Morfeo, sonó mi móvil, miré la pantalla y era ella, me preocupé, pues pensé que había sucedido algo y necesitaba mi ayuda.

YO: Buenas noches;
ELLA: Estoy aquí;
YO: ¿Donde?
ELLA: Aquí en tu casa, ábreme la puerta;
YO: EH???
ELLA: Abre!!!;

Cerré el teléfono y me dirigí a la puerta, tras ella mi “amiga” , quien entró y se abalanzó sobre mi como un animal en celo, caminado de espaldas mientras me besaba, entramos a la habitación, donde el tan esperado intercambio de fluidos tuvo lugar en toda su expresión.

Como estábamos borrachos, nos quedamos dormidos, cerca de las 6:00 A.M. cuando aun es oscuro y el sol tímidamente comienza a romper la noche, escuché un chirrido que provenía del celular de ella, era la señal que deja ese aparato al recibir una llamada perdida, desde su casa, ya preocupados por la hora, estaban llamando para sabre sobre su paradero.

La desperté, le dije la hora que era, puso cara de apuros, se levantó bruscamente, se vistió y en estampida salió huyendo.

Cerré la puerta y me dormí de nuevo.

A las 8 A. M. con una resaca de las buenas me levanté, fui al baño, me afeite, me duché y regresé a mi habitación.

Al mirar al suelo quedé sorprendido, pues en él tirado había una falda de mujer. ¡NO PUEDE SER! me dije en alta voz, recordaba que se había ido completamente vestida.

Un poco sorprendido me puse a buscar con la mirada la respuesta a este misterio, al divisar el sofá que esta junto a mi cama encontré la solucion!!!

Ella estando medio sonámbula había tomado el pantalón negro que yo traía la noche anterior y se lo había puesto, JAJAJAJAJAJAAJAJAJA, no se como lo logró pues yo soy como 10 tallas mayor, es más no entiendo como la ley de la gravedad no hizo de las suyas, jajajajajaja.

Ya se imaginarán la cara de sus padres al verla entrar a esa hora, medio borracha, con cara de sexo, la marca de la almohada y un pantalón masculino digno solo de Cepillín. :P

En la tarde la llamé a su oficina y con resaca moral me pidió que enviara a mi mensajero para producir el intercambio de prendas de vestir.

Pasaron más de 3 meses hasta que nos volvimos a ver, por la vergüenza ella me evitaba a toda costa, es más creo que el incidente del pantalón hizo que nunca más entre nosotros sucediera algo de nuevo, lo que si se es que esta historia nunca se nos va a olvidar.

…CONTINUARA…