lunes, 2 de marzo de 2009

HABLEMOS DE NEGOCIOS (LETS TALK BUSINESS)



Hubo una época en mi vida en la cual por alguna extraña razón era muy correspondido por los miembros del sexo opuesto, todo se me daba, solo tenía que poner el ojo, hacer un poquito de esfuerzo y caían arrodilladas ante mis inexistentes encantos.

No exagero, mis amigos de entonces no podían entender la suerte que me acompañaba, digo “suerte” pues no podía ser otra la causa ya que sigo siendo el mismo gordito, incipientemente calvo y arrítmico que era entonces.

Tal vez era mi perfume, en la fábrica de Dolce & Gabbana al mezclar sus formulas incluían altos contenidos de feromonas para así justificar el alto precio de su marca.

Bueno, era un viernes cualquiera y como de costumbre me encontraba en el happy hour del Steak House Café (R.I.P.) con mi amigo J. O., degustábamos las exquisiteces que nos brinda el Wiskey JB (El Dewar’s 12 aun no era comercializado en nuestro país) la aclaracion porque eso es lo que tomo hoy en dia.

Esa tarde había una promoción de JB, por esa razón el lugar esta infestado con modelos femeninas o promotoras, casi reinas de belleza ataviadas con un disfraz propio de dicha marca, un enterizo confeccionado en espandex (tela de licra), color amarillo dos tallas menor de lo que debería, muy ajustado al cuerpo con el único propósito de distraer hasta al más abstraído, si Raymond Babbitt el personaje de Dustin Hoffman en Rain Man de 1988 hubiera estado presente esa noche, estoy seguro que el Autismo se le hubiera curado, pues aquellas curvas resaltadas por la brillantés del tejido resultaban irresistibles para nosotros los simples mortales.

Llegó nuestro turno, la promotora que cubría el área que nos correspondía se acercó, una rubia de unos 5’11” de estatura, muy fina y con el acento erótico e hipnotizador que tienen las Colombianas, el cual a mi entender solo puede ser comparado con los tonos expedidos por el instrumento musical del “Flautista de Hamelín” (cuyo nombre original es Der Rattenfänger von Hameln, que se traduciría como El Cazador de Ratas de Hamelín ver Wilkipedia) y su efecto sobre las ratas (nosotros los dominicanos).

Esta nos explicó en que consistía la promoción, confieso que no escuchamos nada pues estábamos en trance como dos zombies observándola, en mi caso hubo que llamar a Grúas Popó para levantar mi mandíbula y llamaron al personal de limpieza para limpiar la baba expedida de la boca de mi amigo.

Cuando terminó de hablar y los paramédicos me resucitaron, solo atiné en un acto de osadía, al cual dado la belleza del ejemplar y mi timidez nunca me hubiera atrevido, a pedirle su teléfono.

Ella como era de esperarse respondió que no podía, que cesara de insinuarme, porque el supervisor estaba cerca y podía causarle problemas, acto seguido se marchó y me dejó con la burla de mi amigo quien repetía una y otra vez “Tu eres loco y tu te crees que ese cromo (en Dominicano mujer mas bonita que lo común) te va a dejar su teléfono”.

Por cosas del destino, tal vez las feromonas que contenía la formula de mi perfume, cada vez que daba la vuelta o pasaba junto a nosotros la diva se detenía y hacía algún comentario, mientras mi amigo seguía con su burla y yo solo insistía en la “necesidad” de que me suministrara su teléfono.

Esta acción se repitió al menos 10 veces en el transcurso de 2 horas, al final ya mi amigo no se burlaba, era evidente que ella estaba enviando señales inequívocas de que existía algún interés.

A la hora del cierre, mientras esperábamos la cuenta, Miss Colombia, se acercó mientras transitaba rumbo a la puerta para marcharse y en un pequeño papel disimuladamente me dejó el tan solicitado número telefónico.

Mi amigo abrió los ojos como dos medios pesos y dijo “Maldito feo que suerte tienes”, yo me limité a ondear el pequeño pedazo de papel como si fuera un estandarte que probaba una vez más quien es el que manda, el macho alfa (YO).

Como era de rigor la llamada no se hizo esperar, ella como si estuviera esperando el telefonema contestó antes de que sonara dos veces, supo de quien se trataba, hablamos por espacio de 3 minutos y quedamos que al otro día nos reuniríamos.

Esa noche no hice nada más, estaba pago, me había tomado 10 tragos y ya tenía una doncella nueva a quien rescatar de las huestes de los villanos, por ello me retiré a mi casa y me dediqué a soñar.

Al otro día me fui de compras, adquirí una camisa nueva, me recorté el pelo, lavé el pegote y me afeité.

La Colombiana era tan linda que ya me visualizaba en el umbral de la puerta del Ingeniero (Gil-Mejía mi padre) con este ejemplar agarrado de la mano, presentándosela para que viera de lo que éramos capaces sus descendientes y se sintiera orgulloso.

Es más durante algunas horas me sentí como lo hace el novio actual de Amelia Vega (Miss Universo 2003), la tipa estaba así de buena.

Llegó la hora, me puse mi ropita nueva, me apliqué mi súper perfume de la suerte y me dirigí a mi destino, estando fuera de su apartamento le puse una llamada y ella salió, al verla no podía creer "mi suerte", otra vez la mandíbula se me desarticuló al verla de nuevo ataviada con un vestido corto y una blusa que no le dejaba nada a la imaginación, definitivamente había pegado un home run mas largo que los de Sammy Sosa.

Entre mis planes estaba, llevarla a cenar a un sitio fino, luego unos tragos rendidos en un bar donde no se bailara y el resto quien sabe, la suerte que al parecer estaba de mi parte dispondría.

El presupuesto era elevado, Hipólito Mejía era presidente, el dólar se cotizaba a RD$50.00 X US$1.00 y gran parte mi salario era en esa moneda, por lo que el cielo era el límite.

Abordó el pegote cual carruaje asistida por mi, cerré la puerta y ocupé el asiento del conductor.

Repito NO CREIA PARA NADA MI SUERTE, el ego me había crecido tanto como lo hace la harina al recibir una dosis de levadura, estaba a punto de creerme que por mis méritos me la había levantado, jajaja.

Arrancamos y no bien habíamos transitado 100 metros cuando ella profirió la siguiente frase lapidaria, “HABLEMOS DE NEGOCIOS”, yo pisé el freno, no entendí para nada lo que había expresado, sentí como mi ego entraba en caída libre y se estrellaba contra el suelo, la imagen mía frente a mi padre y esta beldad se esfumó y le perdí la confianza a la formula de mi perfume, era una prostituta fina y cara, mi suerte no era tal, "ESTO NO ME PUEDE ESTAR PASANDO A MI", si mi amigo J.O si hubiera presenciado este desenlace estaría aun hoy en dia burlándose de mi.

Para resumirles el cuento, me ahorré una cena, muchos tragos y un dolor de cabeza, a su imaginación les dejo para que redacten como quieran el final de esta historia...