sábado, 26 de julio de 2008

QUIEN FUE QUE TE PELO QUE LAS OREJAS TE DEJO PARTE II

Como les conté en la entrega pasada, que a consecuencia de las trasquiladas y la ceguera de mi Tío Manuel me ví precisado a cambiar sus servicios como peluquero gratuito, por los de Franklin, el gay que tenía el salón en la esquina de mi casa.

Acudí a el pensando que por su condición, iba a saber manejar con más estilo los requerimientos de belleza y moda que un joven de 15 años necesitaba.

Mi primera cita en su salón estuvo cargada de mucho nerviosismo y temor, esto dado que para esa época manejábamos con mucho tabú todo lo relacionado con las preferencias sexuales de los demás, más aun si se trataba de un invertido.

Con más pena que vergüenza me dirigí con mi melena al Salón, toqué el timbre y ante mi apareció Veko, el gay de barrio bajo que hacía las veces de sirvienta y que ayudaba a Franklin a manejar la parte operativa de su casa.

Al verlo recordé la cantidad de huevos que le habíamos tirado cada día de San Andrés a ese infeliz, las maldades y cosas que se le gritaba cuando este asistía al colmado a comprar abarrotes para la comida de cada día.

El me miró, en sus ojos se notaba el odio que tenía por mi persona, al tiempo que en su cara se divisaba la frustración que sentía, ya que por ser yo cliente no podía tomar venganza en ese instante.

Con un hablar casi imperceptible le pregunté por Franklin, quien al escuchar su nombre salió de un brinco como una actriz al iniciarse una obra detrás de la cortina blanca que separaba el salón de la parte donde residía.

Me hizo pasar y me sentó en la silla de peluquero frente al espejo.

Noté con mucho agrado que esta era más nueva y cómoda que la de mi Tío, el aire acondicionado se sentía y no me habían hecho esperar, el asunto pintaba bien.

Franklin era gay y lo ejercía, era la más loca de las locas, totalmente partido, casi femenino, llevaba el pelo rojo, tenía un ojo medio perdido, desenfocado apuntando al
Polo Sur, era delgado y siempre llevaba ropa ajustada.

Me preguntó como quería el corte, para mi esto consistía en un cuestionamiento totalmente nuevo, pues nunca antes me habían hecho una pregunta similar, no supe que contestar.

El al parecer se dio cuenta de que mi mente se encontraba en blanco frente a su pregunta y me hizo mil sugerencias de cómo debía llevar mi peinado.

Confieso que no le puse mucho caso, le pedí simplemente que me pelara igual como estaba, me conformaba solo con que me quitara las ondas que me hacían parecer a Juan Pablo Duarte en la foto de los Pesos viejos.

El tipo arrancó en su labor mientras hablaba, me quedé sorprendido pues no sabía que una boca podía producir tanto ruido, vocablos, comentarios y chismes.

Franklin en eso de llevar vidas ajenas era más eficaz que cualquier cronista de indias de la época de Colón, se sabía todo de todos, es más, hasta levanté la cabeza a ver si encontraba estacionado fuera un Volkswagen de esos del SIM (SERVICIO DE INTELIGENCIA MILITAR), eso de averiguar y chismear debía ser un trabajo pagado, era imposible que alguien llevara tantos cartones por puro hobbie.

A pesar de que era más ruidoso que una Gallareta, Franklin hacía su trabajo mejor que mi Tío Manuel, por primera vez en vida podía decir que estaba siendo recortado con todas las de la Ley, haciendo uso de tijeras, prescindiendo totalmente de la maquinita, ya no me sentía como oveja en navidad...

Un día tras cuatro o cinco visitas a su salón noté un olor extraño, miré a todas partes tratando de encontrar sin éxito su fuente, era algo increíble, tan fétido como un pozo séptico cuando se rebosa.

Lo mire a la cara e identifiqué su origen, era su boca, al parecer llevaba en ella a un Pitufo muerto en franco estado de descomposición.

Creo que en ese momento si le pasaba por el lado a alguno de los Médicos Legistas del Instituto de Patología Forense, seguro le clausuraban la boca con cinta amarilla de advertencia de escena de crimen.

Era tan fuerte que parecía salido de un laboratorio clandestino dedicado a la fabricación de Armas Químicas de destrucción masiva.

No supe que hacer, pues si le decía algo podía herir sus sentimientos y todos sabemos de lo que son capaces los pájaros heridos… más cuando sus instrumentos de trabajo son largas y afiladas tijeras y ellas se encuentran cerca de nuestros cuellos.

Ese día me aguanté el olor, de todas formas era posible que fuera asunto excepcional y que Franklin antes de mi próxima visita encontrara el camino a la pasta e hilo dental o fijara una cita con su dentista para una profilaxis profunda.

Ya se imaginarán mi sorpresa al regresar al mes siguiente y percatarme de que en su cavidad bucal todo seguía igual…

En mi mente traté de encontrar una manera sutil de decirle lo que estaba sucediendo, pero como se imaginarán no existen palabras suaves para decirle a alguien que le hiede la boca…

Con la esperanza de disimular la peste, del bolsillo de mi camisa saqué un caramelo Halls de los blancos y se la obsequié, el tipo lo aceptó con gusto y se lo metió en la boca.

Fue increíble, ni una halls de las blancas pudo hacer nada para contrarrestar el desastre ecológico que el portaba en su boca, lo de Chernóbyl del año 1986 era una mano de bingo.

Desesperado le dije con la franqueza que me caracteriza, que tenía chequearse el aliento, en la expresión se le notó que no le gustó para nada mi comentario.

No se por que causa, pero nadie acepta que le hiede la boca, siempre elaboran una excusa para justificarse, como si con ello taparan el sol con un dedo o resolvieran el problema recién denunciado.

La discusión no siguió por mucho tiempo y comenzó a recortarme.

Fue cuando Veko ¿Lo recuerdan? Salió del interior de la residencia y se sentó en una esquina al lado del espejo casi frente a mí.

Franklin estaba ejecutando su trabajo, mientras Veko conversaba con él acerca del menú para la cena de ese día, de repente sentí como algo agarraba y cortaba mi oreja. El maldito en su conversación con el otro de su especie, se había distraído y con la tijera me había cercenado.

La sangre profusa me brotaba y en su recorrido por mi cuello manchaba mi camisa, Veko en un ataque de histeria al ver el liquido escarlata entró en pánico, se desmayó y tumbó la mesita donde estaban dispuestos los esmaltes de uña y demás implementos para los manicures y pedicures.

Hayyyyyyyyyy grito Franklin, diciendo Maniiiiiito perdóname que te corté, el otro trataba de pararse, quien al lograrlo pálido salió huyendo tras la cortina, creo que hasta lo escuché vomitando.

Ya se imaginarán la encajonada/encabronada que tomé, solo le pedí un algodón con alcohol y me lo apliqué en la herida.

Luego de que la hemorragia se controló terminó de recortarme.

¿Me pueden creer que tuvo los forros de cobrarme?

De manera indirecta Veko había cobrado con sangre su venganza, mi oreja derecha aun a la fecha mantiene un piquito tipo Mr. Spock el Vulcano de Star Trek.



Ese día abrí el directorio telefónico y busqué una barbería de varones para mi cita del mes siguiente, donde hasta el día de hoy sigo asistiendo.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo tuyo no tiene madre.

Diego

Anónimo dijo...

jajajajajajjaja!!! lo de juan pablo duarte y lo de la cinta amarilla tuvo genial... eres un turpen!!! jeje :-)

Bracuta dijo...

¡Ja ja ja! ¡Qué risa me dió esto! ¡Nada más me "acordé" del compañero de trabajo en común que teníamos tú y yo quien tenía una halitosis horrible. Yo, que no como mentas, siempre andaba con una encima para ofrecérsela, sobre todo porque él es medio "zalamero" y le gusta hablarle a uno de cerca...
¿Sabies de quién te hablo, verdad?
Ahora que lo pienso bien, con tu "curlies" como que medio te pareces Duarte, si....

Anónimo dijo...

el sábado cuando fui a visitar a mi tio al hospital, me dijo: "coño, tu si tiene lo forros grande!" no entendi en ese momento, pero me quede pensando, que quiere decir el? después de leer este blog, entendi lo que él me decía! tu blog (para mi) es como una escuela en linea donde aprendo nuevos términos y frases en Español. Hisizte una referencia de Robespierre en unas de tus entradas. Acabo de comprar el libro titulado: La Carrera Revolucionaria de Maximilien Robespierre ...Isn’t that cool!!!!
Como he dicho antes, me gusta mucho como escribes los puntos culminantes de tus historias porque puedo visualizar la escena con mucha claridad... Asi como en esta entrada cuando describes la escena de la sangre brotando por tu cuello (franklin y veko totalmente histericos! jajaja) Siempre esas partes en tus historias se convierten real ( are so vivid and become real and alive) y son muy divertidas (and of course, very amusing) La foto tambien te quedó chulisima!... hasta la próxima, ivette.

henry dijo...

aaaaaaah es que tu eres jevito, yo practico el guandulerismo villejuanero..gracias por la visita

henry dijo...

en villa dicen: "toy pa' ti

Anónimo dijo...

Escribe mas que me quiero entretener y reir en mis tiempos de ocio!!!

E.B. dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJ!!!!

ES INCREIBLE LO UNA ALITOSIS AGUDA PUEDE SACRA DE TU LIBRO DE CULTURA GENERAL I , II Y III COSAS COMO:

-LO DE LA CINTA AMARILLA DE LOS MEDICOS LEGISTAS
- LO DEL LABORATORIO CLANDESTINO DE ARMAS QUIMICAS DE DESTRUCCION MASIVA
- LO DEL DESASTRE ECOLOGICO JAJAJAJAJAAJAJ, CHERNOVYL!

QUE BARBARO!
MUERTA NO, VIVA DE LA RISA, (PUES SI ESTUVIERA MUERTA NO ESTUVIERA RIENDOME) ME HAS DEJADO.
JAJAJAAJAJAJA

ÉXITOS!
ÉRIKA BUENO

Anónimo dijo...

lo siento Guido, tengo que publicar el apodo que te tenia Frankin..... te acuerds que te decia BURROTE!!!!
jejejje ademas me acuerrda que esa tarde saliste con tu oreja mocha pa casa

Annie dijo...

Pero ven acá, tu eres una cura.

Miércoles, me puedo hasta imaginar a tu querido estilista, con los ademanes y otras yerbas aromáticas que implican mas que su preferencia sexual, su estilo de vida.

Pues por lo visto es una "loca"